Nuestros bebés han disfrutado de una experiencia muy especial: jugar con “El Monstruo de Colores” y descubrir sus emociones ante el espejo. A través del cuento, los más pequeños comienzan a reconocer los diferentes sentimientos —alegría, tristeza, miedo, calma o enfado— de una forma sencilla y visual.
Después de escuchar la historia, exploraron las botellas sensoriales y los colores que representan cada emoción, observando sus reflejos en el espejo. Esta actividad les permitió reconocerse, expresar gestos y descubrir cómo cambia su rostro según lo que sienten.
El juego con el espejo y el monstruo se convierte así en una preciosa oportunidad para favorecer la expresión emocional, la autoestima y la construcción de la identidad desde los primeros años de vida.























