Nuestros bebés siguen explorando la magia del otoño a través de materiales que nos regala la naturaleza: piñas, hojas secas, trocitos de madera…
Con sus manos pequeñas tocan, agarran, huelen y golpean, descubriendo texturas, colores y sonidos nuevos.
Este tipo de experiencias sensoriales son muy valiosas en estas primeras etapas, ya que favorecen el desarrollo motriz, estimulan la curiosidad y acercan a los niños y niñas al entorno natural de una forma sencilla y significativa.
En el aula todo se convierte en un pequeño bosque de descubrimientos, donde cada piña es un tesoro y cada hoja un motivo de asombro.













