Esta semana, nuestros bebés han disfrutado de uno de los juegos más sencillos y mágicos de la infancia: el cucú-tras.
Con la ayuda de suaves pañuelos de colores, los niños y niñas han vivido momentos llenos de sorpresa, risas y descubrimientos.
Esconderse y aparecer, tapar la cara y volver a mostrarse, observar cómo el adulto desaparece y regresa… son pequeñas acciones que ayudan a los bebés a comprender la permanencia del objeto: aunque algo no se vea, sigue existiendo.
A través de este juego tan natural, trabajamos aspectos fundamentales del desarrollo como la atención, la memoria, la confianza y el vínculo afectivo.
Además, el uso de los pañuelos aporta una dimensión sensorial: sus colores, texturas y movimientos estimulan la vista y el tacto, creando una experiencia completa.
Entre risas y miradas cómplices, nuestros bebés descubren que el juego también es una forma de comunicarse.














